viernes, 8 de mayo de 2009
MAYO DEL 68, O CÓMO UNA REVOLUCIÓN SE QUEDÓ EN NADA.
Los móviles del Mayo del 68 fueron los mismos que causaron las revueltas sociales de la época en Estados Unidos: la discriminación racial y social, el descontento estudiantil y, sobre todo, la voluntad de frenar al imperialismo norteamericano en Vietnam. Para el viejo Sartre aquello era el comienzo de la “sociedad basada en la democracia plena, en la vinculación entre socialismo y libertad”.
Todo empezó cuando estudiantes del campus de Nanterre (París) se movilizaron para conseguir la entrada en las residencias del otro sexo. La intransigencia de las autoridades no hizo más que dar la razón a quienes denunciaban la naturaleza represiva del sistema. El malestar desembocaría en la creación del Movimiento del 22 de Marzo, dirigido por Daniel Cohn-Bendit y de ideología izquierdista, aunque más próximo a la tradición ácrata que al Partido Comunista Francés, del que desconfiaba bastante. El Movimiento se basaba en el rechazo de la autoridad y el orden establecido.
A principios de mayo la revuelta se convirtió en un verdadero problema de orden público. Se cerró la Universidad de Nanterre y se ocupó La Sorbona. La posterior intervención policial desembocaría en una batalla campal en el Barrio Latino la noche del 11 al 12. El carácter represivo se mostraba de nuevo.
Entonces los sindicatos franceses hicieron un movimiento genial. Se incorporaron a la revuelta y convocaron una huelga general que paralizó toda Francia. Lo que había empezado como una simple protesta cada vez se parecía más a una revolución. Muy importante fue también la gran repercusión mediática que los sucesos tuvieron en todo el mundo. La atención de los medios era tal que una simple pintada en un callejón del Barrio Latino podía recorrer el mundo en pocas horas, convirtiéndose en una consigna para cualquier movimiento contestatario (Prohibido prohibir).
Desgraciadamente, los hechos que se desarrollaron hacen muy difícil poder hablar de revolución en el sentido marxista del concepto. El día 27, mediante la firma de los acuerdos de Grenelle, los sindicatos se vendían al Gobierno a cambio de mejoras salariales. De Gaulle había conseguido romper el frente revolucionario. El día 30 una multitudinaria manifestación recorría los Campos Elíseos en apoyo al presidente, y el mismo día éste anunciaba elecciones anticipadas para el mes de junio. A lo largo de ese mes la situación se fue normalizando, y se desalojaron los últimos reductos del Movimiento, mientras que el gaullista RPR conseguía una victoria aplastante en las presidenciales. La revuelta había fracasado.
Ni el movimiento obrero, atraído por los estudiantes pero receloso de su carácter pequeño-burgués, ni los estudiantes, con una espontaneidad y una falta de organización desastrosas, supieron convertir aquello en una revolución. Los líderes del Mayo del 68 (incluso el propio Cohn-Bendit, que llegaría a ser diputado en el Parlamento Europeo) acabarían plenamente integrados en la sociedad que quisieron transformar, demostrando que “escandalizar al burgués es mucho más fácil que acabar con él”.
Así, lo que podía haber sido una revolución que convirtiera a Francia en una potencia comunista pero democrática (y con potencia nuclear), una revolución que podría haber cambiado el curso de la Guerra Fría y de la Historia, se quedó en un breve momento de utopía, en un romántico pero insustancial capítulo de los sesenta que se disuelve en las arenas del tiempo.
Tomado de Revolución. Mayo del 68
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